jueves, 5 de febrero de 2015

Papá!

El mes pasado, se cumplieron siete años desde el fallecimiento de mi papá. Él, fue diagnosticado con un cáncer de colon, meses después de que me reconstruyeran la mama. Fueron tiempos muy duros para la familia, pero creo que especialmente para mí, ya que de alguna forma, podía comprender lo que estaba viviendo mi padre: dolor, miedo, tristeza e incertidumbre. Emociones que yo ya había experimentado y que se repetían al ver cómo su vida se apagaba día a día.
A veces, he escuchado que sólo las madres son "irreemplazables" o que los padres en realidad, no son tan "importantes" en la crianza de los hijos, a diferencia de ellas. Sin embargo, hoy más que nunca puedo ver el compromiso y amor incondicionales de muchos padres en mi país y el mundo.
Creí que con el tiempo, lo extrañaría menos, pero no ha sido así. Más, si era un hombre con virtudes y defectos. Fuerte, cariñoso, trabajador y amante de su familia. Un amigo y gozador de la vida. Como seguramente, lo son muchísimos padres, sin importar a qué generación pertenecen.
Mi padre, lamentablemente, no fue ni el primero, ni el último que padeció esta enfermedad.
Si aún tienen a su papá, no lo juzguen. Si es necesario, perdónenlo, pero sobretodo, ámenlo tal como es. Un abrazo, un "te quiero", una llamada o una visita serán suficientes para compartir con aquel que les dio el mayor de los regalos: la vida.

Con afecto, Carlota.

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